Cómo cuidar la planta dipladenia

Cómo cuidar la planta dipladenia

La planta dipladenia es una enredadera originaria de América del Sur especialmente valorada por su verde follaje y sus abundantes floraciones, aunque en realidad este término hace referencia a más de 100 especies. Se trata de una enredadera de gran longitud y es posible que en ocasiones llegue a alcanzar los 9 metros, obviamente, esto dependerá también del espacio que le dejemos disponible a sus raíces.

Si bien la dipladenia es una planta nativa de regiones tropicales, se adapta perfectamente tanto al interior como al exterior del hogar, siendo muy útil para la decoración del mismo, pero es obvio que necesita un mantenimiento como cualquier otra planta y en este artículo te explicamos cómo cuidar la planta dipladenia.

Preparar la tierra para la dipladenia

La dipladenia deberá ser trasplantada en diversos momentos, generalmente la primera vez que se trasplante es para que pueda crecer adecuadamente, en este caso se deberá elegir un tiesto cuyas dimensiones sean el doble de grandes que la maceta original.

Los otros dos periodos en los que una dipladenia debe ser trasplantada son los siguientes:

  • Antes del invierno. Si has decidido ubicar la dipladenia en el exterior del hogar es imprescindible que la trasplantes a un tiesto interior antes de que empiecen a caer las temperaturas, ya que al tratarse de una planta tropical, un invierno frío podría traerle consecuencias nefastas.
  • Cada dos años. En el caso de las dipladenias que se ubican en el interior del hogar, las macetas colgantes deben cambiarse cada dos años, utilizando cada vez un tiesto más grande si se quiere favorecer un mayor crecimiento de la planta.

La tierra donde se cultive la dipladenia debe contener a partes iguales los siguientes elementos: arena gruesa, esfagno y magra. La maceta y la tierra deben conformar finalmente un buen sistema de drenaje.

Exposición solar y temperatura

Independientemente de si se ubica en el interior o el exterior, la dipladenia necesita una amplia iluminación, no obstante, en un clima frío crecerá perfectamente si recibe de forma directa la luz del sol pero en cambio en un clima muy cálido, durante el verano, necesitará protegerse de la exposición directa a la luz.

La dipladenia se desarrolla adecuadamente en temperaturas que oscilen desde los 15 hasta los 29 grados centígrados, pero le es imposible sobrevivir en un medio donde la temperatura sea inferior a 7 grados centígrados.

El riego de la dipladenia

En la época de crecimiento, durante la primavera y el verano, el riego debe tener una frecuencia semanal o incluso mayor, ya que es prioritario que la tierra se mantenga húmeda de forma constante. Debe evitarse que la tierra quede encharcada y que el follaje quede mojado, ya que en este caso se aumentaría la susceptibilidad de la planta frente a diversas enfermedades.

Para cuidar la planta en invierno, el riego debe moderarse, produciéndose únicamente para mantener la tierra ligeramente húmeda. La dipladenia necesita también de una adecuada humedad relativa, por lo tanto, las pulverizaciones con agua mineral deben ser frecuentes.

Fertilización y poda de la dipladenia

Desde la primavera y durante toda la estación del verano la dipladenia necesitará un fertilizante a modo de abono líquido que deberá diluirse en el agua de riego, es importante que el fertilizante sea de buena calidad y contenga los siguientes macro y microelementos:

  • Potasio
  • Fósforo
  • Nitrógeno
  • Manganeso
  • Cobre
  • Hierro
  • Zinc
  • Molibdeno
  • Boro

La poda de la dipladenia también es imprescindible para el adecuado mantenimiento de la misma y debe realizarse en primavera. Deben eliminarse todos los tallos rotos y muertos, del mismo modo, debe podarse también cualquier crecimiento enfermo.

Enfermedades de la dipladenia

Nuestra planta dipladenia puede mostrar diversos signos de enfermedad y es importante saber interpretarlos para variar los cuidados en función de las distintas necesidades que pueda presentar la planta:

  • Hojas con manchas pardas: Estas manchas pueden indicar una excesiva exposición directa a la luz del sol o bien un riego insuficiente.
  • Hojas caídas: Si las hojas se observan creciendo hacia abajo y no lo suficientemente tersas están indicando una temperatura demasiado baja, algo que es muy posible que suceda en invierno. La planta debe trasplantarse lo antes posible a un lugar más cálido.
  • Hojas con manchas blanquecinas de textura similar a la del algodón: Estas manchas indican la presencia de cochinilla algodonosa, un tipo de parásito. Puede eliminarse fácilmente si empapamos una torunda de algodón en alcohol para retirar todas las manchas.
  • Hojas amarillas y cubiertas de puntos oscuros: Este aspecto es causado por la araña roja, un ácaro muy nocivo. Para confirmar esta infestación deben observarse bien las hojas ya que en ellas aparecerán unas telarañas muy finas. Para tratar de forma natural este problema basta con nebulizar agua sobre las hojas con una mayor frecuencia.

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